Descubriendo las nubes de mi cielo... porque las tiene... y me siento por momentos como un hombre de la prehistoria incapáz de darse cuenta que ninguna tormenta es eterna... que la lluvia pasará y no se trata de un diluvio universal...
Comprender que mi cielo en definitiva no es mi cielo... tan solo es... existe desde antes que yo lo descubra y seguirá existiendo si algún día ya no lo veo o incluso perezco...
Es curioso... pareciera ser el momento justo, la situación ideal, con todas las condiciones exteriores dadas, pero no se puede emprender el siguiente paso de la aventura... no sé qué sucederá de aquí al verano, tal vez en mi propio cielo se avecinen tormentas, temo eso...
Pero tu cielo tiene esa calma que antecede a la tormenta, puedo sentirlo al palpitar tus silencios, tus frases dispersas, tus pensamientos secretos...
Te elijo una y otra vez, eres mi cielo...
En mi fantasía me hago viento y disperso tus tormentas, no sé si entiendas pero en realidad no es lo que quiero.
Desearía sí mojarme con tu lluvia, aturdirme en tus truenos y me iluminen tus rayos... con el riesgo de morir yo misma en tu tormenta...
Cielo... yo te observo... nada más puedo hacer: te espero...
Sin darme cuenta ya no soy alguien que te mira, sino que me he convertido en otra nube que te recorre... ¿molesto? no quiero hacerlo...
Tal vez sea eso, sentir que soy una nube cuando en realidad quisiera ser una estrella, ya vez que no pido ser ni el sol ni la luna, tan solo una estrella, para habitarte sin molestias... siempre hay lugar para una estrella más... ojalá algo más fuera.

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